El coco contiene compuestos que pueden apoyar las defensas del cuerpo. El ácido láurico, presente en la pulpa y el aceite, tiene propiedades antimicrobianas que combaten bacterias y hongos, según Antimicrobial Agents and Chemotherapy (2001). Además, el selenio y el zinc del coco actúan como antioxidantes, protegiendo las células del daño oxidativo, como indica Nutrients (2018).

En culturas tropicales, como en las islas del Caribe, el coco se ha usado en remedios caseros para aliviar infecciones leves. Aunque no reemplaza tratamientos médicos, incluir coco en la dieta puede complementar un estilo de vida saludable. El agua de coco, por ejemplo, repone electrolitos, ayudando al cuerpo a mantenerse fuerte durante el estrés físico.

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